“Si Pudiera Cambiaría…”

¡Sorpresa! Ahí tienes una pregunta para meditar porque la expresión es frecuente, pero si tuvieras que definir cuál es esa cosa que cambiarías en tu vida, “la puerca tuerce el rabo”

¿Qué cambiarías? ¿La especialidad que decidiste tomar en la Universidad? O, si no fuiste a la Universidad, ¿Irías? Y si sí fuiste, ¿Regresarías para tener más especialización y así llegar al top de tu industria o actividad? O, tal vez, ¿Cambiarías tu apariencia, bajando unos kilos? ¿Dejarías de fumar? ¿Dejarías de beber? ¿Saldrías de deudas?

Y, “con todo respeto”,

¿Qué demonios te está deteniendo?

Cuando, por las noches (a menos que te guste “soñar despiert@”), estás haciendo tus planes/anhelos/sueños, y aparecen estas cosas que acabas de cambiar (en tu cabeza, claro), ¿No te descubres engordando la lista de los Porque No’s en vez de proceder al plan verdadero: la lista de tareas que harás mañana por la mañana?

Excusas. Pretextos. Somos maestr@s en producirlas, hacer listas, creerlas, hacerlas parte de nuestra vida. Abundan. Salen como conejos de un sombrero de copa cuando nadie las espera. Se convierten en hábitos. Y como los conejos, se reproducen, forman equipos, se organizan y toman la plaza.

Se convierten en una Mentalidad.

Razones vs. Excusas

La diferencia entre una razón y una excusa no es solamente subjetiva (a ti te puede parecer excusa lo que para mi es una razón poderosa). La razón es una explicación sensata de cómo es una cosa y el porqué. Una excusa tiene su razón de ser en la justificación para defender una postura, culpar a algo o a alguien y salvar cara.

Por Ejemplo: No has cumplido con una fecha límite o no has hecho una tarea, un proyecto que estaba bajo tu cargo.

Excusa: “Estoy ocupadísim@, mi coche está en el taller por lo que llegar al trabajo me cuesta mucho. Además, mi perro, al que adoraba. ha muerto hace tres semanas”

Razón: Procrastinaste. Punto.

En mexicano: Te has hecho wey.

Ejemplo 2: La dieta que seguiste fue un fracaso y terminaste subiendo de peso.

Excusa: La nutricionista. Sus instrucciones, nada claras. Mi familia no me ayudó. A media mañana, mis compañeros de trabajo traen donas de chocolate con café y si me rehúso se sienten despreciados.

Razón: Comiste de más, como siempre. Punto.

En mexicano: Tragaste como un cerd@.

¿Está claro? Si el éxito en la vida, profesional, financiero, personal, sentimental no es lo tuyo y la disciplina “no se te da”, la felicidad se alejará. Sigue inventando excusas en vez de mirar las razones.

Y ¿Qué ganamos con las Excusas?

Nada en realidad. A menos de que seamos Robert de Niro o Merryl Streep, el jefe no se creerá aquello de que “ya venía en camino pero asaltaron el autobús, me bajé y corrí hacia acá, pero me luxé un tobillo. No me importó y seguí cojeando pero me secuestraron. Pude escapar pero me robaron un zapato y me tardé porque en la zapatería no encontraban de mi talla y aquí estoy. No se ven nuevos los zapatos porque había obras de reparación y aún así seguí, porque no puedo faltar al trabajo”.

Son un veneno. Son una droga. Son una adicción. Mira cómo producen impacto en tu vida:

  • Te concentras en lo negativo y no puedes ver las enormes oportunidades que se presentan enfrente.
  • Las excusas se comen, devoran la confianza en ti mism@., la auto estima y el valor que tú mism@ te concedes.
  • Son, con mucho, la razón principal de tus fracasos y falta de éxito.
  • Impiden que tengas relaciones personales valiosas.
  • Te impiden vivir la vida que deseas y mereces.

Y ¿Cómo Rompo el Círculo Vicioso?

Supongamos que quieres iniciar un negocio. (Hoy se dice “Un(a) Start-Up”). Pero, cuando llega el momento de tomar acción, aún la más pequeña: formar la sociedad, fondear el proyecto, hacer el plan de negocios, abrir oficinas, etc., solamente se te vienen a la mente “razones” por las que no va a funcionar. En realidad, no tienes tiempo. En realidad, no tienes el dinero. En realidad, no tienes los contactos. En realidad, no es el momento adecuado. En realidad, no eres tan list@. En realidad, no tienes las habilidades necesarias.

¿Ves qué fácil es dejar sueltas a las excusas y dejar que te devoren? Ya has claudicado en tu mayor anhelo… aún antes de empezar.

¡Fija una Meta!

Escríbela. Has un tablero, un pintarrón, una tabla de tiempos. Ponte escrupuloso e intolerante y no permitas una sola, un solo pie en la puerta, un aroma a excusa cerca de ti. ¡No tienes tiempo para las excusas, porque tienes planes pendientes!

Haz un Plan

Una vez que has fijado la meta, tienes que delinear un plan. No te pierdas en cuantos triquismiquis y detalles vas a necesitar. No pienses por un momento que se necesitan meses, años de investigación y esfuerzo previo. Esto que vas a hacer es algo que de verdad, de verdad, de verdad, quieres hacer.

Así que dale el tiempo y la atención que merece. El tiempo y la atención que merece tu vida.

Desarrolla una Rutina

Todos tenemos una vida andando, ¿No? (Supongo que el próximo día de muertos no sea tu fiesta particular) Y déjame inventar/especular. Te mueves entre varios empleos o actividades, tienes responsabilidades en tu casa, tal vez en tu comunidad, formas parte de grupos serios en las redes sociales, en donde eres un(a) miembro activ@. Tienes reuniones regulares en zoom y juntas presenciales programadas todos los días y a casi todas horas. Así que ¿Dónde vas a acomodar las actividades para llevar a cabo tu nueva iniciativa.

Si puedes recortar el tiempo que dedicas al almuerzo a, digamos, unos 30 minutos diarios, sin fallar, todos los días, y asignar otra media hora a actividades productivas relacionadas con tu iniciativa, habrás desarrollado una nueva rutina.

No Hay Marcha Atrás

Sí, vas a cometer errores. Es de humanos errar y nadie es perfect@ así que no te flageles con las equivocaciones. ¿Puedes cambiar el pasado? Nah. Así que deja el ayer y apunta para adelante, hacia el futuro.

Persistencia y Paciencia

El esfuerzo dura mucho tiempo pero también tienes que saber persistir. Mira tus avances, recompénsate y, sobre todo, sé paciente.

Todo Está en Tu Mentalidad

¿Cómo subes por una escalera? –Por peldaños. Paso por paso. Aplica ese mismo concepto a tus metas. Si ves cualquier emprendimiento como una montaña, como un obstáculo infranqueable, es más probable que las perversas excusas regresen, te asalten y se encarguen de tu ánimo y tu energía. Parte tus grandes metas en peldaños para subir uno por uno. Cuando completes un paso, ve por el siguiente. Y al que sigue.

No solamente encontrarás mayores éxitos en tu camino hacia la meta sino que también podrás disfrutar el proceso porque no estás sobre concentrado en el resultado final.

Cambiar tu ment

alidad llevará tiempo para que te acostumbres. La que tienes actualmente no se instaló en tu cabeza de la noche a la mañana, y la nueva podría llevar años para que sea sólida como una roca. Pero ya que así sea, tampoco es el final de toda la historia.

Todo tu potencial está ahí, guardado, las excusas, como zopilotes devorando lo que parece muerto, no lo dejan salir.